MISTERIO EN LA LAGUNA. CAPÍTULO 40
-Ya hemos terminado con el último –anunció
el subinspector Ramos-. Ha sido una tarde movidita.
Galán miró su reloj, casi las siete y
media. Los planes deportivos para la tarde se habían ido al traste. “Tendrá que
ser otro día”, pensó.
-¿Ya se han ido todos? –preguntó el
inspector.
-Hasta las monjas, que hablaban por los
codos por la novedad de salir del convento, y no había quien las echara.
-¿Qué tal los franceses? ¿Han dicho algo
interesante?
-La señora ha contado una historia algo
rara. El chófer se ha limitado a monosílabos, “sí” o “no”. Lo más que se ha
alargado ha sido para decir “no lo sé”.
-¿Qué ha declarado la mujer?
-Dice que su difunto esposo estuvo muchos
años investigando sobre la copa de Jesucristo en la Última Cena, y que ella ha
seguidos sus pasos.
-El Grial, hay muchas historias en torno a
él.
-Pues esta es una más –añadió Ramos-. Ha
relatado que las pistas que poseían se dirigían a un crucifijo propiedad de Ariosto,
y este les llevó a la cruz del Cristo, la del museo de las Claras. Y que en esa
cruz no hallaron nada.
-¿Qué ha dicho sobre los allanamientos?
-Que tiene sospechas fundadas de que se
trata de miembros de una orden secreta de no sé qué, tiene un nombre muy largo.
-¿Orden secreta? ¿En estos tiempos?
-Me da la impresión de que la señora está
un poco tocada del ala, jefe.
-La historia es tan increíble que puede
ser cierta, o que al menos la mujer se la crea.
-Te puedo asegurar que se la cree. O es para
darle un Oscar.
-Comprueba si hay antecedentes de ellos en
sus localidades de residencia, en Francia. Esta gente suele dejar rastro por
donde va.
-El chófer tiene pinta de haber cosechado
alguna que otra multa. Por ahí seguro que podemos tirar. La señora me temo que
va a estar limpia.
-Ya me cuentas. Otra cosa, llama a los
compañeros de Santa Cruz y pídeles que los coches patrulla se pasen de vez en
cuando por casa de Ariosto.
-Hay un tipo por ahí que quiere conseguir
el récord Guinnes de allanamientos en un solo día. Me llama la atención el tema
del pasamontañas.
-Un pasamontañas a plena luz del día es
para llamar la atención, desde luego, Ramos.
-Y, sin embargo, no tenemos ningún testigo
de haber visto a nadie así en la calle. Sobre todo, en la plaza de los Patos,
donde pasa tanta gente.
-La agresión al chófer, al mediodía, sin
que nadie se percatara, es llamativa.
-¿Sabes lo que creo, jefe? No me termino
de creer esa agresión. No es fácil que un tipo fortachón como ese se quede
fuera de combate con un solo golpe.
-O el agresor era un especialista, o hay
algo más ahí.
Ambos guardaron unos instantes de
silencio, dándole vueltas al tema. Ramos fue el primero en intervenir.
-En resumen, se trata de un tipo que anda
suelto por ahí, no hay constancia de que haya más, que comete fechorías una
tras otra con total impunidad. Parece ir siempre un paso por delante de los demás,
y que disponga de esa información privilegiada es lo que no me cuadra.
Galán sopesó la idea.
-Crees que alguien del grupo está en
contacto con ese tercero, ¿no?
-Solo me huele un poco a chamusquina, nada
más –concluyó el subinspector.
-No podemos organizar una vigilancia sobre
la pareja de franceses por tus dotes olfativas, Ramos. Pero sí hacerles un
seguimiento. ¿Dónde se alojan?
-Eso también es curioso. Han dicho en el hotel
Taoro, en el Puerto de la Cruz.
-¿Ese hotel no está cerrado?
-Estaba en obras, y no creo que las hayan
terminado.
-Pues comprueba eso, que se sale de lo
normal. Pero déjalo para mañana, que ya es tarde. Vámonos a casa, que el día ha
resultado un poco largo.
-Me imagino que, al no encontrar nada en
la cruz, nuestro allanador se quedará tranquilo y no volverá a molestar.
-Eso espero, Ramos. No obstante, me gustaría
echarle el guante, no quiero que el obispo vuelva a llamar. Con lo del Cristo
la otra noche y lo de hoy en el convento de las monjas, tiene motivos de sobra
para quejarse.
-¿Le has contado algo de esa historia del Grial?
-¿Estás loco? Si a todo lo que ha pasado
hoy, más la aparición de la mujer emparedada en el archivo, le sumamos lo del Grial,
va a pensar que hay una mente perversa ideando una trama novelesca.
-Pues son tantas coincidencias que no me
extrañaría nada que pensara así, y que no solo hubiera un culpable, sino
varios.
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Estos capítulos corresponden a una
iniciativa de Mariano Gambín, en colaboración con sus amigos de Facebook, para
aportar un rato de entretenimiento en estos días de reclusión forzosa.
Si has llegado tarde al inicio, puedes
leer los demás capítulos en misterioenlalaguna.blogspot.com, y ofrecer ideas
para su continuación.
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