
MISTERIO EN LA LAGUNA. CAPÍTULO 60. Marta y Pedro Hernández acordaron tomarse un café en el Belenoe, en el camino de La Hornera, a unos escasos doscientos metros del Archivo Histórico Provincial. El Belenoe, un local de mediano tamaño –unas seis o siete mesas en el interior y cuatro más en la acera– era una de las cafeterías que solían frecuentar los trabajadores del archivo, además de los parroquianos de la zona. Desde la mesa, Pedro pidió dos cortados de leche condensada a la propietaria del local –a la que nunca se atrevió a preguntar si se llamaba igual que la cafetería–, que hizo un medio asentimiento con la barbilla en señal de que había escuchado la petición. En lo que llegaron los cafés, y durante cinco minutos más, los suficientes para que se templara el hirviente líquido, Marta y Pedro se contaron los avances de sus respectivas investigaciones. Llegaron a la conclusión de que los siguientes pasos debían dirigirse tras la pista de los hermanos Solórzano y Qu...